En la encuesta del mes de mayo le preguntábamos si se planteaba tomar medidas nuevas para el funcionamiento de su empresa a raíz del apagón eléctrico del pasado 28 de abril. Y los resultados han sido los siguientes:
Los resultados de este mes constatan que la mayoría, con un 60%, piensan afrontar lo que venga sin tomar ninguna medida adicional. Así pues, la motivación viene dada porque las empresas catalanas consideran que la responsabilidad de los gobiernos y los seguros son los principales activos que deben responder ante un hecho tan excepcional como este. No obstante, a partir de la respuesta dada y el aviso serio de que este hecho se pueda volver a repetir, otro porcentaje considerable hay que tener en cuenta: hasta el 40% de los encuestados admite estar trabajando en un protocolo de actuación específico para estos casos.
El reciente apagón masivo ocurrido el 28 de abril de 2025 en España ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas del país. Según datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), los incidentes de ciberseguridad en España aumentaron un 15% durante 2024, llegando a más de 96.000 casos. La cifra de compañías sufrió al menos un intento de ciberataque durante el último año llega hasta el 84%, un dato más que alarmante.
En los últimos meses se han registrado incidentes que han comprometido temporalmente la operatividad de la Dirección General de Tráfico (DGT), del Hospital Clínic de Barcelona, del Banco Santander, el de los registros médicos de la Guardia Civil, Iberdrola o Decathlon, o los ya sonados ataques de Telefónica, BBVA, la Seguridad Social o la Seguridad Social. Pero más allá de eso, la verdad es que las consecuencias de un ciberataque a infraestructuras críticas, como redes eléctricas, sistemas de transporte, telecomunicaciones o sanidad, pueden ser devastadoras.
"Todo esto afecta directamente a la vida diaria, desde el funcionamiento de hospitales hasta el acceso a información y servicios básicos", mantiene Víctor Ronco, CEO de Zerod, el primer marketplace de white hackers. Para las empresas, los efectos pueden ser igualmente graves. La paralización de servicios críticos puede suponer pérdidas económicas millonarias por interrupción de operaciones, imposibilidad de atender clientes, deterioro de la reputación y, en casos extremos, cierres definitivos . De hecho, el fraude por desvío de pagos es la consecuencia más común, afectando al 38% de las empresas atacadas. También se reportan impactos sobre la marca y la reputación (27%) y la pérdida de clientes (24%).
Fuente: Departamento de Comunicación de la UPM