La Unió Patronal Metal·lúrgica (UPM) valora como positivo, teniendo en cuenta el escenario complejo actual que marca la geopolítica, al que se ha llegado entre la Unión Europea y los Estados Unidos sobre tarifas y comercio, tal y como ha anunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Sin embargo, la UPM se suma a la alerta que ha dado Fomento del Trabajo en el hecho de que cabe destacar algunos detalles aún sujetos a nuevas negociaciones. Por ejemplo, no se ha definido un calendario para futuras reducciones arancelarias, ni se ha establecido una hoja de ruta clara para resolver los sectores aún en disputa, como los licores y el sector del lujo.
En cuanto al acero y el aluminio, la UE y los EE. UU. comparten el reto global de la sobrecapacidad y trabajarán conjuntamente para garantizar una competencia justa a nivel mundial. Por lo tanto, el arancel actual del 50% sobre el acero y el aluminio se mantiene vigente. En el ámbito del metal, la representación de las diferentes industrias y su diversidad dentro de ellas da escenarios diversos. A modo de ejemplo, la industria auxiliar de la automoción, englobada dentro del metal, vende de forma más directa a los Estados Unidos. Mientras que la producción final del automóvil no tiene una relación tan estrecha, ya que exporta, principalmente, al resto de Europa.
El acuerdo establece una tarifa fija del 15% para la gran mayoría de exportaciones europeas a EE. UU., incluyendo sectores claves como la automoción, los semiconductores y la industria farmacéutica. Esta tarifa es un límite máximo, único y todo incluido, sin acumulación de cargos, y aporta estabilidad y certeza tanto a empresas como a consumidores de ambos lados del Atlántico. La imposición de este arancel del 15%, a pesar de ser significativa, supone una mejora considerable respecto al 30% que había anunciado previamente la Casa Blanca. Este nuevo marco, que sigue la línea del acuerdo firmado con Japón una semana antes, se acompaña de compromisos de inversión europeos que superan los 600 mil millones de dólares en Estados Unidos, así como de un fuerte aumento de las compras europeas de energía y material de defensa norteamericano.