La revista 'Activa't UPM' dedica su entrevista del mes de febrero a conocer mejor la labor de un colaborador de la Unión Patronal Metalúrgica como es Eurecat. Y lo hace de la mano de Daniel Altimiras, miembro del Comité Directivo de Dicomol y actual presidente de este centro tecnológico. Eurecat cuenta con una trayectoria dilatada en el campo de la innovación, la formación y la tecnología. Actualmente, ya llega a once sedes extendidas por toda Cataluña y cuenta con veinte laboratorios altamente especializados en los ámbitos digital, industrial, biotecnológico y en sostenibilidad.
El pasado mes de septiembre asumió la presidencia de Eurecat. Prácticamente llegando al medio año, ¿qué primera valoración puede hacer?
De entrada, reconocer el gran trabajo de mi predecesor, el señor Xavier Torra, que como presidente consolidó Eurecat y fue capaz de integrar una undécima de entidades nuevas. A partir de ahí, mi compromiso es una gobernanza participativa bajo los principios de igualdad y representación, para seguir trabajando en el impulso de la innovación tecnológica con impacto en la competitividad de la empresa, la sostenibilidad y el bienestar de la sociedad, ante los actuales retos económicos, sociales y medioambientales.
Y si miramos el corto o medio plazo, ¿qué objetivos se marca por su presidencia?
Eurecat es el aliado del tejido económico y social para competir en un mercado global exigente, donde es importante ser fuerte en tecnología y ser sostenible. Desde este enfoque, quiero contribuir para sumar y seguir haciendo de Eurecat un referente en la transferencia de tecnología a nivel catalán, español, europeo e internacional, con la finalidad de arraigar la industria en el territorio y generar empleo de calidad. Tenemos un plan estratégico para el periodo 2024-2027 que pasa por la integración de la tecnología, el talento y la capilaridad. A modo de ejemplo, Eurecat ya tiene una plaza en Málaga, conjuntamente con el Instituto Ricardo Valle e Innova; una en Madrid con el Centro Español de Logística y vamos a más. Eurecat, más allá de Cataluña, goza de un reconocimiento europeo. Hemos sido capaces de registrar más de 200 patentes y liderar más de 2.000 proyectos con otras empresas del país y, desde la Presidencia de Eurecat, mi compromiso es aportar para incrementar la transferencia de conocimiento a las empresas de todos los tamaños y sectores, para que puedan ser más competitivas y eficientes, desde el punto de vista de sus productos, servicios y procesos de producción.
Ser recíprocos con las empresas parece vital...
Absolutamente. Disponemos de instalaciones en Barcelona, Canet de Mar, Cerdanyola del Vallès, Girona, Lleida, Manresa, Mataró, Reus, Tarragona, Amposta y Vila-seca, desde donde buscan la máxima proximidad a las necesidades del tejido económico y empresarial, para poder ofrecer soluciones tecnológicas a sus retos actuales y anticiparnos también a los desafíos que intuyen en un escenario como el actual, tan complicado a nivel global. Desde el ángulo internacional, también hemos abierto la Fundación LATAM, con sede en Chile, el país más innovador de América Latina. Esto nos permite ganar en aspectos de sostenibilidad y tener personas que trabajen por proyectos europeos desde Chile o a la inversa.
Hablamos de tecnología, pero ¿cómo esta se integra en las industrias de nuestra casa?
Eurecat es un referente de transferencia de tecnología y hay que arraigarla en nuestra industria. De hecho, este fue el foco del primer Congreso Eurecat, que celebramos el pasado trimestre. El pilar fundamental es la reindustrialización y la covid nos ha dado unos cuantos ejemplos. Pero la situación geopolítica también, fijémonos qué pasa ahora en el Mar Rojo. Cataluña está en un momento clave, donde cada vez es más evidente la importancia de la innovación y de la transferencia tecnológica para la competitividad del tejido económico e industrial. En Cataluña todavía existe una buena base industrial y, desde Eurecat, estamos identificando grandes oportunidades para nuestras empresas que pueden generar ventajas competitivas relevantes para nuestro tejido industrial, como son por ejemplo, las estrategias basadas en la economía circular, la bioeconomía y las tecnologías habilitadoras de la descarbonización y la transición energética.
Siguiendo el hilo de esta integración, ¿la tecnología es compatible con la mano de obra tal y como la hemos entendido en los últimos tiempos? Hay ejemplos actuales como la posible reducción de la jornada en cuatro días laborables que crea muchas opiniones...
Ya hace veinte años se decía que la tecnología permitiría trabajar tan solo 20 horas semanales. Yo este razonamiento lo discuto. A modo de ejemplo, desde mi empresa Dicomol no puedo pedir a un trabajador que se lleve un molde de 40 toneladas a su casa. En Cataluña se ha invertido en financiación en la I+D y la investigación más básica se ha hecho en las universidades, pero no se ha aplicado lo suficiente al terreno industrial. Sólo promoviendo esta capacidad, seremos capaces de mantener la competitividad.
Y para poner nombre y apellidos a esta tecnología: ¿la Inteligencia Artificial ya es un actor más de nuestras empresas?
Mucho. Desde Eurecat ya colaboramos con el CIDAI, Centre of Innovation for Data tech and Artificial Intelligence, y nos damos cuenta de que la IA Generativa puede ser útil para cualquier empresa. Si no la incorporamos, estaremos fuera. Este tipo de Inteligencia Artificial nos facilita mucho la toma de decisiones. Las máquinas tendrán que tomar decisiones anticipándose y nos hará ser más competitivos, en un proceso que requiere también la máxima atención a la ética y a la privacidad de los datos, un aspecto que tenemos muy presente en Eurecat.
El ámbito de la formación también está viviendo cambios como la obligatoriedad de cotizar las prácticas a la Seguridad Social en muchas de las FP's actuales....
Sin lugar a dudas, la formación afectará a la cotización de la Seguridad Social. Quienes hacen las leyes dudo que hayan pisado una empresa y, especialmente, una pyme que es el tejido mayoritario en nuestra casa. Que las prácticas pasen a cotizar no es un problema, pero sí lo es la burocracia. Hay una administración que cada vez es más restrictiva y eso no debe disminuir la eficiencia de las empresas, autónomos o micropymes. Hace falta una visión a largo plazo para formar y no se les pone fácil. Es muy importante evitar generar barreras y ser facilitadores.
Para terminar, si entramos en el ámbito del metal catalán, ¿cómo se deben integrar sus empresas representadas en la UPM con Eurecat?
Últimamente, el metal catalán se está esforzando por ser más circular y eficiente. Si queremos tener éxito, hay que acelerar en tecnología. A modo de ejemplo, tenemos dos patentes tecnológicas que calculan la fatiga y posible fractura de la chapa metálica y te avisa para que puedas evitar que se te rompa. También está el proyecto Séneca que investiga las fuentes secundarias minerales o el Selema que trabaja para que la chatarra sea una alternativa en aleación para los vehículos eléctricos. Eurecat no quiere sustituir a nadie, sino ser complementario y aportar valor a la sociedad.